Control comunitario: una perspectiva en construcción…

                                                                                                                                 Documento para la discusión 

La consigna control comunitario comienza a difundirse en el movimiento social. Instalada como uno de los basamentos de la propuesta de la ACES, ha motivado discusiones, reflexiones, encuentros, lienzos, convocatorias, actividades y diversas experiencias de educación para la transformación social.  Se propone, entonces, ante el control que las elites tienen de nuestras vidas,[1] control comunitario. Hoy sobre las escuelas, mañana sobre nuestros barrios, nuestro sistema de transporte, nuestra alimentación, nuestra previsión, nuestros recursos naturales, etc. No es demanda, sino consigna. Es absurdo pedirle a la elite que nos dé control sobre nuestras vidas, por lo tanto el control comunitario es un ejercicio concreto desde los movimientos sociales por subvertir las relaciones de poder en la sociedad. Es una perspectiva en construcción que comienza a llenarse de acciones, reflexiones, experiencias y propuestas para romper la subordinación en que nos colocan las elites, y retomar,  en este nuevo contexto, el camino del poder popular.

Desde el 2001 a la fecha, la movilización constante ha sido la forma en que los estudiantes organizados, particularmente los secundarios, se han rebelado contra las bases normativas (marco legal: LOCE, LGE, Acuerdos Educativos, GANE, etc.) y socio-culturales (lucro, competencia, segregación) del modelo educativo neoliberal. Si bien el poder político-religioso-empresarial no ha hecho concesiones (por el contrario, ha consolidado el marco legal mercantil), tras 12 años de tomas, huelgas de hambre, marchas, carnavales,  re-tomas, barricadas, contra-información, debates y propuestas, la conciencia colectiva ha cambiado poco a poco, quedando en evidencia la crisis estructural del sistema educativo Chileno. Para la gran mayoría del país la educación debe ser sin fines de lucro, financiada por el Estado, gratuita y sin ningún tipo de exclusión. En consecuencia, el proyecto educativo neoliberal, ve temblar uno de sus principales sus pilares. La creencia de que el mercado y la competencia son la forma de regular la educación queda sin argumentos, por eso esperamos que en los próximos años debiesen acontecer cambios.

¿Qué sistema educativo nos pueden imponer? Las promesas de promover una educación, pública, gratuita y de calidad, provienen de todos los sectores y pueden encubrir más de lo mismo. Aumentar los recursos, sin modificar el sistema de financiamiento, implica más enriquecimiento y corrupción de los sostenedores (particulares y municipales).[2] Prohibir el lucro, entregando la administración de las escuelas a fundaciones o corporaciones “sin fines de lucro”, dejará la matrícula en manos del gran empresariado nacional, internacional y los círculos religiosos.[3]  Así mismo ocurre con la manoseada “calidad” sin contenido, propuesta por todos los sectores. ¿Qué es calidad?  ¿Lo que se mide en el SIMCE o la PSU? ¿La misma regla para medirlos a todos? ¿Hasta cuándo los tecnócratas de la educación nos imponen los parámetros para medir a nuestros/as niños/as? ¿Cuándo nos han preguntado sobre la educación que queremos? Somos los actores educativos organizados los que debemos poco a poco empezar a incidir en los currículums de nuestrxs hijxs, en cómo lxs  evalúan, en los horarios que cumplen, en las comidas que comen. También, debemos fiscalizar los recursos que llegan a nuestras escuelas, las complicadas cuentas del “accountability”[4], no logran detener a los mismos estafadores que la importaron. Las organizaciones sociales y de actores educativos debemos trabajar en colectivo para disputar el control de las escuelas al Estado (hoy controlado por las elites), y a la elite misma, que por medio y de sus fundaciones y corporaciones “sin fines de lucro”, tiene control directo sobre escuelas y universidades. Debemos refundar las comunidades educativas, para que tomemos decisiones juntxs, para que nadie decida por nosotros, para aprender a autogestionarnos, a organizarnos, a debatir, a cooperar, a colaborar, para autoeducarnos, para sepultar de una vez la mediocre cultura individualista que nos ha enseñado la escuela neoliberal.

Frente a lo anterior ¿Cómo hacen las comunidades para comenzar a establecer control sobre sus escuelas, universidades y el sistema educativo, en su conjunto? Es un camino por recorrer, de constante disputa, desde lo micro a lo macro. La democracia en las escuelas no puede basarse únicamente en la celebración de vez en cuando de un consejo escolar. Tal como en la sociedad, la democracia no es solo ir a votar cada tantos años. Una democracia sustantiva se construye en el cotidiano, en los acuerdos tomados día a día, mediante la participación y la movilización activa de las personas. Igualmente debe ocurrir en nuestras escuelas con los actores educativos. Vamos, entonces, a sumar a la lucha en la calle, la lucha cotidiana por democratizar nuestras escuelas y universidades. La educación pública no es la estatal ni la privada, es la que controlan sus comunidades, el derecho a la educación implica el derecho a la participación.[5]

 Por otra parte, es fundamental destacar las luchas que buscan pre-figurar, ensayar, re-crear, la educación que queremos, en este plano, han sido las luchas por autoeducación, las que han mostrado con más claridad un discurso, una organización y acciones concretas en este sentido. La autogestión de escuelas el 2011, la toma de las escuelas municipales por parte de las apoderadas en Lo Espejo el 2010, en La Florida y la Cisterna el 2012-13, la elaboración de propuestas, los liceos autogestionados, las escuelas de nivelación de estudios con gestión comunitaria, la organización de colectivos docentes, las cientos y quizás miles de experiencias de autoeducación popular, que hace décadas persisten en nuestras poblaciones, son los embriones de una nueva educación.

Junto a esto no debe claudicar la movilización constante, por mayor financiamiento, (Brasil gasta el 10% del PIB, Chile gasta apenas el 3.4%); el Estado debe garantizar educación a todos, (no es posible que el 64% de la matrícula nacional esté en manos privados); así como debe terminar el lucro, deben haber mejores condiciones de trabajo para los docentes, se debe terminar con el SIMCE y a la PSU, el pase escolar debe ser gratuito, etc. Movilizados construimos el sistema educativo que necesitamos.

El control comunitario; es una necesidad, para que no nos vuelvan a pasar “gato por liebre”, para que no nos roben los recursos de nuestras escuelas, para construir la educación que queremos y el saber pedagógico necesario para llevarla a cabo. El control comunitario no es un modelo importado, sino que emana de la experiencia de 12 años de lucha,[6] demasiados para transar por meras reformas, demasiados para que nuestras demandas se transformen en promesas de campaña; es una perspectiva en construcción para la transformación verdaderamente revolucionaria de nuestra educación. El control comunitario lo construye el pueblo organizado.

[1] Una de las principales consecuencias de 30 años neoliberalismo ha sido la consolidación de la concentración de sectores económicos estratégicos en determinadas familias y grupos empresariales, quienes por medio de esto establecen un importante control sobre nuestras vidas. Es el caso de los minerales, el agua, los bosques, el mar, el comercio, la alimentación y por supuesto, la educación. 

 

 

 

[2] Informes de contraloría han dado cuenta de municipios han defraudado los recursos destinados a los estudiantes “vulnerables” y supuestamente controlados por medio de rendiciones de cuenta establecidas en la propia ley (Ley SEP). Es el caso del Liceo Pablo de Rokha de La Pintana, a la cual el Municipio defraudó casi 300 millones de  pesos. Ver informe de investigación especial Nº 11 de 2012, “Fiscalización de eventuales irregularidades en el manejo de subvenciones recibidas por el Liceo Pablo de Rokha de la comuna de la Pintana”, Santiago 29 de Noviembre del 2012. Ref: 184.985/12.  De igual forma ocurre en el sistema particular subvencionado Sobre esto ver: “Catastro inédito de los colegios particulares que adulteran y lucran con las subvenciones fiscales”. En:http://ciperchile.cl/2012/05/14/catastro-inedito-de-los-colegios-particulares-que-adulteran-y-lucran-con-las-subvenciones-fiscales/

 

 

 

[3] En la educación superior sólo se permiten instituciones sin fines de lucro, pero igual lucran como el conocido caso de la Universidad del Mar. Las que no lucran (se  supone) en su mayoría son las de los círculos religiosos ultraconservadores como la Universidad de los Andes que es del Opus Dei o del gran empresariado como la Universidad del Desarrollo del grupo Penta. ¿Esa es la educación sin fines de lucro que queremos?

 

 

 

[4] Accountability se refiere a los mecanismos de rendición de cuentas que se ha extendido  en las políticas sociales en Chile, traído del mundo empresarial  Norteamericano.

 

 

 

[5] Por ejemplo la UNESCO concibe el derecho a la educación vinculado estrechamente al derecho a la participación de las comunidades en las escuelas. Señala que hay un saber que tienen las familias sobre sus hijos/as que no poseen los profesionales.  

 

 

 

[6] Incluso más, la historia de la educación Chilena está llena de distintas experiencias donde el pueblo se ha organizado para  gestionar escuelas, proponer leyes de educación, y participar de la gestión de las escuelas estatales y la política educativa.Ver Minuta 1. Comisión Educación ACES. Control Comunitario en: http://www.opech.cl/comunicaciones/2013/04/minuta_control_comunitario.pdf

 

 

 

 

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