PRESERVAR LAS FUERZAS PARA DESATAR NUEVAS COYUNTURAS DE LUCHA. Alma Negra

Si la táctica es el arte y la ciencia del uso de los medios y fuerzas propias en un terreno, espacio y tiempo en concreto con vistas a derrotar las fuerzas enemigas, incrementar las fuerzas propias y avanzar en el cumplimiento de los objetivos estratégicos, la estrategia por tanto, es el uso de los encuentros tácticos para avanzar hacia nuestros objetivos de cambiar la correlación de fuerzas e imponer nuestra voluntad al enemigo quebrando su poder y desarrollando el nuestro. Por tanto la estrategia solo se materializa en la táctica y puede el desempeño en coyunturas tácticas determinar el resultado estratégico.
Hemos querido comenzar el análisis de la coyuntura del movimiento estudiantil planteando la relación entre táctica y estrategia, porque nos parece como organización TRABAJADORES AL PODER que las luchas estudiantiles a llegado a un punto en que nuestras propuestas sobre los rumbos de continuidad y de la política especifica a ser desarrollada, deben ser guiados por nuestras concepciones estratégicas.
La coyuntura es compleja y se tratan de instalar en ella, una serie de visiones a nuestro juicio erradas, que no permiten discernir con claridad los limites posibles de la coyuntura – desde la medición de las correlaciones de fuerzas globales en la sociedad, desde las lecturas erradas del propio carácter del movimiento estudiantil y el apoyo de otros sectores sociales y de masas, y desde concepciones políticas que tienden a llevar la resolución de la contradicción al plano de la institucionalización, bajo diferentes propuestas que terminan todas por intentar dirimir el conflicto bajo marcos institucionales, sean estos el traslado de la lucha al plano de lo electoral, la Convocatorias a Plebiscito, la convocatoria a Asamblea Constituyente, o en la versión aparentemente más radical , de Poder Popular “Constituyente”.
1. El equivoco rol de vanguardia política respecto a la sociedad chilena en su conjunto que se le está asignando al movimiento estudiantil. En este sentido se viene instalando en los análisis de “comentaristas” políticos la idea de un fuerte movimiento estudiantil con “pensamiento político” muy respaldado por la “ciudadanía”, llevada a limites en la versión de Punto Final (llamando a postular candidatos estudiantes a escala de las comunas (¡) o en la versión “movimiento social con pensamiento propio” de Salazar convocando al Poder Popular Constituyente.
Respecto a la fuerza y respaldo, la realidad es que el respaldo de fuerza estudiantil a las acciones en los territorios estudiantiles concretos es muy débil (basta ver la proporción alumnos en toma o movilizados en la lucha callejera versus alumnos inscritos, o alumnos en asambleas). La fuerza de la movilización callejera, episódica, puntual, es mucho mayor que la fuerza requerida parta sostener el día a día de la lucha en los espacios estudiantiles concretos. A ello se suma hoy día en concreto el desconcierto y confusión que se genera frente al inicio del segundo semestre, a la negativa y maniobras dilatorias desarrolladas por el gobierno respecto a negociar de verdad y la no consecución, hasta ahora, de logros reivindicativos concretos para el movimiento estudiantil, ambos temas potenciados además por la contradicción entre la mantención de la movilización y las demandas de los rectores (hasta ahora apoyando las demandas estudiantiles) de retomar los calendarios estudiantiles de pruebas, cierre de semestre, apertura de semestres, SIMCE, PSU, etc.
Respecto a su homogeneidad en lo político, todos los actores reales del movimiento estudiantil conocen la heterogeneidad y fuertes contradicciones que se viven en su seno. Una cosa es lograr acuerdos puntuales en tal o cual coyuntura o construir una plataforma y otra muy distinta tener homogeneidad política o la cualidad de ser “dirección política revolucionaria de la sociedad”. La verdad es que desde marzo en adelante, han sido las bases radicales y revolucionarias dispersas, que no están articuladas, las que fueron imponiendo y corrigiendo los rumbos de la dirección política del movimiento en cada coyuntura: desde la primera frenada a Camila Vallejos que quería negociar cuando ni siquiera comenzaban las movilizaciones cuando se define que no es vocera de la CONFECH., pasando por la redefinición de los petitorios de base, tanto de universitarios como secundarios donde las demandas reivindicativas fueron reformulándose hasta llegar a la demanda de Educación Gratuita instalada definitivamente después del 14 de julio.
En relación a su composición e intereses de clase, tampoco el movimiento estudiantil es homogéneo: no solo hay diferencia entre los intereses de los profesores y los estudiantes, entre rectores y universitarios, siendo de mayor claridad y profundidad la diferencia de intereses entre estudiantes universitarios ya integrados al sistema y cuya reivindicación central es disminuir el costo del crédito universitario y estudiantes secundarios cuya posibilidad de ingreso a la universidad es ínfima por las diferencias en calidad de educación y costos.
Estas contradicciones se suman a las contradicciones del propio funcionamiento y construcción de movimiento, en la lucha caracterizada por “voceros-representantes de opinión de asambleas de base” versus “dirigentes, representantes de acuerdos de mesas políticas o “maquinas burocrático administrativas” que se arrogan representación de escuelas, liceos, etc.
Por todo lo anterior nosotros como organización pensamos que el movimiento estudiantil es parte de un movimiento de masas que se está reconstruyendo, que es heterogéneo, que está en disputa su conducción, que es mirado con simpatía por otros sectores sociales pero que no tiene carácter de vanguardia ni en lo político ni en lo orgánico, que ha representado y representa un aporte importante y significativo a la lucha por la transformación revolucionaria de la sociedad, pero no se puede pretender que este movimiento asuma tareas y roles que son responsabilidades de otros actores. Por ello, que la advertencia de quienes “desde lo político” afirmar “hemos llegado para quedarnos” no es nada más ni nada menos que una pretensión de insertarse en el tinglado político a costa del movimiento estudiantil pero que nada tiene ello de revolucionario o de transformación del sistema político, siendo una versión más del reformismo que lucha contra la exclusión (por tanto inserción en el sistema político actual) y no por su superación y/o destrucción.
2. El error de considerar un episodio de la lucha de clases como factor desencadenante de transformaciones revolucionarias de la sociedad sin considerar las correlaciones globales de fuerzas (y de contrabando reducir el desempeño de toda la fuerza acumulada en un nuevo acto re- fundacional del Estado burgués). Este error se expresa de manera muy extendida en la amplia mayoría de propuestas de salida a la crisis y al conflicto estudiantil que se han venido planteando, y que de paso muestra la miseria ideológica y lo paupérrimo de las visiones estratégicas existentes y que deberían teóricamente fundamentar la existencia de las decenas de orgánicas, colectivos, o proto-oganizaciones existentes.
Si ya la primera lectura de asignar un rol de vanguardia a un movimiento estudiantil supuestamente homogéneo genera conclusiones prácticas absolutamente erróneas y desproporcionadas, la reiterada conducta del cortoplacismo, el voluntarismo y el espontaneismo juegan un ingrato papel de tensionar la lucha a un plano en que se juega el todo o nada, el “encuentro” de atajos en la lucha de clases que pretendidamente resuelven los problemas que son propios de la conducción revolucionaria, del proceso de construcción de fuerzas, en definitiva, de la construcción de Partido Revolucionario y del necesario proceso de acumulación de fuerzas para luchar por la transformación revolucionaria de la sociedad.
¡Que maravilla para consultores, comentaristas, propagandistas y todos aquellos que no construyen fuerzas reales y que simplemente se “suben” a la asamblea, a la movilización, o a la web para “opinar” sin responsabilidad alguna respecto a territorio, fuerzas, espacios concretos! Que maravilla: la revolución, la transformación de la sociedad está a la vuelta de la esquina, basta seguir con unas pocas marchas y movilizaciones, con perder un semestre, con decretar el paro nacional, o la consulta popular vinculante, plebiscito, asamblea constituyente y similares….la carreta antes que los bueyes, el postre antes que la comida, una visión ingenua que omite la existencia del Estado, de las FFAA, de las fuerzas sociales y políticas que respaldan a los poderosos, en definitiva que elude el tema más importante: LA CONSTRUCCION DE FUERZAS Y LA CONFRONTACION DE ESTAS FUERZAS.
Aquí subyace la miseria de las propuestas estratégicas del conjunto de la izquierda chilena y la fortaleza que demuestra el Partido Comunista, que nos guste o no, tiene una estrategia concreta, tiene un proyecto bajo el cual orienta y hace coherente su intervención (la estrategia reformista de incluirse como fuerza en el estado y luchar por las reformas desde ahí). Pero ¿Cual es el proyecto que ofrecen las otras fuerzas que se dicen revolucionarias y cual es la coherencia entre el desempeño táctico y esa propuesta estratégica?
Al menos nosotros como TRABAJADORES AL PODER debemos ser claros al respecto: no hay condiciones hoy día para resolver el tema del poder, el tema de las transformaciones revolucionarias de la sociedad. No solo por las características ya analizadas de la debilidad del movimiento estudiantil, sino principalmente por el estado del movimiento popular en su conjunto: los niveles de desarticulación, de desmovilización, la pasividad. Es claro que hay un malestar, que hay un proceso general de reanimación del campo popular, de un proceso de cambio cualitativo del periodo. Pero no debemos confundir un oleaje con un tsunami, ni tenemos el derecho a suponer que el tsunami se desatará por arte de magia y no como consecuencia de un proceso de luchas, experiencias, combates concretos, construcción de fuerzas, etc.
Los poderosos tomaron nota a fines de julio del carácter de la coyuntura y comenzaron a generar los mecanismos para confrontar al movimiento estudiantil. De allí que una primera medida fue el ganar tiempo mediante el show de la mesa de dialogo, al tiempo que delineaban una línea más especifica para bloquear y neutralizar el movimiento: aislarlo del resto de la sociedad (por ende todos los intentos de división entre violentistas y “sociales”, duros y blandos, santiaguinos versus región, universitarios versus secundarios) campaña en que ingenuamente entraron no pocas fuerzas (véase las declaraciones del Presidente de la USACH) para finalmente llevarlo por la canaleta de la criminalización: propuestas de leyes especificas, presión y amenaza a los jueces que liberan a detenidos subversivos, presión al Presidente del Senado para que use la represión de FFEE. Dicho de otro modo: a pesar de los costos, el poder no se complica con las marchas y el despliegue de masividad de los estudiantes.
El poder sabe que los estudiantes como fuerza social no son determinantes en la estructura productiva y sabe que, metiéndolos en la disyuntiva de la “movilización ciudadana” versus la movilización violenta, por la existencia en su seno de fuerza reformistas y fuerzas que temen a la radicalización lograran contener la única forma de lucha que genera ingobernabilidad y cuestiona la normalidad del ejercicio del poder. Dicho de otro modo: pueden permitirse aun muchas mas manifestaciones de centenares de miles marchando y cantando en las calles, pero no pueden permitir que las fuerzas estudiantiles organizadas impidan la circulación, el transito, el desarrollo de los negocios y la normalidad de la vida ciudadana. Por eso el despliegue de sapos en las marchas, de campaña contra los capuchas, de leyes contra los que realicen tomas.
Haciendo un paralelo histórico: el año 1973 en medio de la crisis la burguesía instaló la Ley de Control de armas que permitió meter a las FFAA a la tarea directa de represión de masas antes del golpe y ahora instala leyes para impedir que el movimiento estudiantil se radicalice y contagie a otros sectores sociales.
Nosotros como TRABAJADORES AL PODER asumimos una estrategia de construcción de fuerzas políticas, sociales y militares para luchar por el poder. Nosotros entendemos que estamos recién reinaugurando un proceso de ascenso de la lucha de masas, que los revolucionarios estamos dispersos y atomizados sin lograr aun grados importantes de unidad y de coordinación. Nosotros entendemos que no es el momento de luchar ni por el poder ni por transformaciones de la sociedad mediante mecanismos que llevaran a la fuerza acumulada a las canaletas que le impone el sistema.
Nosotros entendemos que hoy es la hora de seguir luchando, de PRESERVAR LAS FUERZAS ACUMULADAS y proyectar la continuidad de la lucha para el próximo año sobre la base de:

– Avanzar en construir grados de unidad y coordinación de la franja de los revolucionarios en los espacios estudiantiles de secundarios y universitarios
– Mejorar la inserción local, construyendo fuerza militante y el espacio de convergencia de los revolucionarios.
– Avanzar en formas de organización y lucha de mayor radicalidad a nivel de masas
– Avanzar hacia los territorios buscando el desarrollo de Poder Popular mediante coordinadoras sociales de organizaciones con ropa social (no a las mesas políticas que suplantan a los sujetos sociales concretos)
– En relación al cierre del semestre o mantención de las tomas: asumir a escala local el análisis del respaldo real existente para mantener este nivel de acción o en su defecto avanzar en el desarrollo de otras formas de luchas que no impliquen la perdida de la fuerza acumulada.

BONUS TRACK: ( Fragmento del Mensaje a la Tricontinental del Ché)
“Es absolutamente justo evitar todo sacrificio inútil. Por eso es tan importante el esclarecimiento de las posibilidades efectivas que tiene la América dependiente de liberarse en forma pacífica. Para nosotros está clara la solución de esta interrogante; podrá ser o no el momento actual el indicado para iniciar la lucha, pero no podemos hacernos ninguna ilusión, ni tenemos derecho a ello, de lograr la libertad sin combatir. Y los combates no serán meras luchas callejeras de piedras contra gases lacrimógenos, ni de huelgas generales pacíficas; ni será la lucha de un pueblo enfurecido que destruya en dos o tres días el andamiaje represivo de las oligarquías gobernantes; será una lucha larga, cruenta, donde su frente estará en los refugios guerrilleros, en las ciudades, en las casas de los combatientes –donde la represión irá buscando víctimas fáciles entre sus familiares– en la población campesina masacrada, en las aldeas o ciudades destruidas por el bombardeo enemigo.
Nos empujan a esa lucha; no hay más remedio que prepararla y decidirse a emprenderla.
Los comienzos no serán fáciles: serán sumamente difíciles. Toda la capacidad de represión, toda la capacidad de brutalidad y demagogia de las oligarquías se pondrá al servicio de su causa. Nuestra misión, en la primera hora, es sobrevivir, después actuará el ejemplo perenne de la guerrilla realizando la propaganda armada en la acepción vietnamita de la frase, vale decir, la propaganda de los tiros, de los combates que se ganan o se pierden, pero se dan, contra los enemigos. La gran enseñanza de la invencibilidad de la guerrilla prendiendo en las masas de los desposeídos. La galvanización del espíritu nacional, la preparación para tareas más duras, para resistir represiones mas violentas. El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, [100] selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal.
Hay que llevar la guerra hasta donde el enemigo la lleve: a su casa, a sus lugares de diversión; hacerla total. Hay que impedirle tener un minuto de tranquilidad, un minuto de sosiego fuera de sus cuarteles, y aún dentro de los mismos: atacarlo donde quiera que se encuentre; hacerlo sentir una fiera acosada por cada lugar que transite. Entonces su moral irá decayendo. Se hará más bestial todavía, pero se notarán los signos del decaimiento que asoma.”
Luchando para Vencer:
¡TRABAJADORES AL PODER!

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